miércoles, 11 de febrero de 2015

¡Estoy embarazada!



Todo comenzó con la duda, sí, esa duda que no te deja dormir, comer, ni pensar, sin embargo era una duda extraordinaria.

Una semana antes de saber definitivamente que estaba embarazada, me había enfermado, según yo, de “gastritis”, 1 semana en cama, comiendo caldito de pollo y siendo consentida, aún así la duda seguía presente. Hasta que llegó el día, jamás intenté con las pruebas caseras para saber si estaba esperando a un bebé, pues no soy mucho de confiar en ellas, bueno en realidad quería algo concreto algo más creíble, así que mi novio y yo decidimos visitar un hospital para realizarme un análisis de sangre. Sí, bebé tiene papá y se llama Rubén, lo digo por aquellos curiosos. Y ahí estábamos, sentados en la sala de espera, nerviosos por lo que pudiera pasar. Llegó mi turno, entré a una pequeña sala de “emergencias”, de esas salas blancas y frías como dicen que es la nieve y con ese olor tan singular a hospital, enseguida venía una enfermera joven, entró muy sonriente, con esas sonrisas con las  que entran los doctores que te van a inyectar, rostro de traviesa maldad “te voy a picar “ñacañaca”, y así, con la jeringa en la mano me preguntó: “¿Y ya estabas planeando embarazarte?” previamente tuvimos que dar toda la información del por qué me estaba haciendo ese análisis, así que prácticamente ya sabía a lo que iba, ha sido una de las preguntas más incómodas que me han hecho en mis 24 años. No por el hecho de no querer estar embarazada, al contrario, siempre he soñado con este momento.  Mi familia es tradicionalista, y yo, su única hija, estaba haciendo las cosas al revés, mis padres, en especial mi mamá estaba esperando a que me casé primero antes de tener un bebé, lo típico de un sistema social, la pregunta volvió a aparecer en el mar de mis miedos y pensamientos “¿Y ya estabas planeando embarazarte?” lo único que salió de mi corazón fue: “Amm no, pero seré feliz si el resultado es positivo”. Después de ver mi sangre fluir por la jeringa, la enfermera guardo el “tubito” y finalizó diciendo: “Por la tarde ven por tus resultados”. La tarde más larga de mi vida, y se volvió más larga aún porque al regresar por los resultados el doctor no estaba, así que tuvimos que regresar al otro día.


Viernes 5 de Diciembre, 6:30 p.m. , Resultado: POSITIVO . Rubén, quién se encontraba enormemente feliz por la noticia, esperaba mi reacción de manera un poco más positiva. Sin embargo yo me quedé unos instantes sin decir nada, tan solo veía el sobre y lo veía y lo veía… finalmente reaccioné, me puse feliz y como era de esperarse lloré, tal vez no fue la mejor manera en que él esperaba que yo reaccionara pero sin embargo estaba enormemente feliz. Afortunadamente Diosito me mando a un hombre extraordinario, para cuidarme, entenderme, orientarme, apoyarme pero sobre todo para amarme pasará lo que pasará.  




¿Estás embarzada? ¡Cuéntame aquí abajito más sobre ti y tu bebé! y si no lo estás, también espero tus comentarios...