miércoles, 23 de septiembre de 2015

La cesárea salva vidas




Ya han pasado 2 meses desde que me alivie y tuve por primera vez a mi bebé en brazos, y aquí estoy de vuelta a las andadas de escribir en mi blog. Realmente hacer esto es buenísimo, es como una terapia se los recomiendo muchísimo, aunque el blog no sea meramente de maternidad ;), pero bueno no estoy aquí para hablarles de mis rollos mentales, sino para contarles qué sucedió en los últimos días antes del parto.


Como bien saben, siendo madre primeriza te encuentras en una nube inmensa de dudas, sobre todo cuando ya estas en la recta final, y esas dudas muchas veces se convierten en nervios y en un miedo inmenso al “dolor”, ¿Qué pasará? ¿Realmente me dolerá tanto como lo plasman en las películas? ¿Será rápido? etc, etc, pues no es tan común que estés dando a luz todos los días como para no sentirte abrumada por esa incógnita ¿verdad?.
Jueves 16 de Julio (a 1 día de cumplir los 9 meses). “¡Amor! Creo que ya, tengo sangre, no sé, vámonos al hospital” - Según los síntomas, “sangre”, era alarma de que ya estaba por venir bebé, así que agarramos pañalera, papeles y corrimos al hospital. Nerviosos y felices llegamos, pero como buena “tradición”, el seguro social padrísimo me hizo esperar y esperar, mientras comenzaba a sentir extraños dolores llamados: contracciones, veía a todas las señoras esperando a que las atendieran con el chamaco casi por fuera, gritaban, gemían, hacían ejercicios de respiración una y otra vez y yo traumada mil viendo toda esa escena.
Escenas que se repitieron unas 5 o 6 veces, realmente perdí la cuenta, pues el seguro me regresaba y me regresaba pues no podían ingresarme si no: se rompía la fuente totalmente o que tuviera alrededor de 5 contracciones en menos de 5 minutos o que me doliera la cabeza o que no sintiera a mi bebé, ¡súper extremistas! pero bueno así las cosas con el seguro, y todo por el cupo.

Finalmente después de tanto esperar, de tanto llorar por el dolor, porque eso sí cuando las contracciones son intensas, son intensas chicas, pero nada que no podamos soportar, hice cita con mi doctora particular, estaba muy preocupada por la salud de mi bebé, él aún se movía pero en el seguro no me decían nada mas que “regresa en 4 horas”. Y por azares del destino ese día que pedí la cita me equivoque de hospital, pero afortunadamente fuí atendida por 2 doctores al mismo tiempo, la que me estaba dando el seguimiento y su colega, ese día solté en llanto totalmente ya no podía más, lo único que quería era tener ya a mi hijo en brazos, y cuando me revisaron, efectivamente, algo sucedía y no hubo otra opción que por el bien de mi hijo y el mío el parto tendría que ser cesárea de inmediato, cosa a la que no estaba preparada en ese momento pero es aquí cuando te das cuenta del amor incondicional de una madre.

20 de Julio 10:00 p.m. Entre a quirófano, un lugar muy frío y espacioso, me vendaron mis pies, me inyectaron en la espalda, me amarraron cada brazo a la camilla, diría mi madre: literal estaba como Cristo crucificado, y los doctores comenzaron hacer su labor. 10:40 p.m. Escuche por primera vez el llanto de mi bebé, una sensación increíblemente hermosa, me lo acercaron y le di millones de besos. Fue ese momento en el que dije: Mi vida a cambiado y a cambiado para mejorar.